Testimonio
Si hemos dedicado una tarde de filosofía a la búsqueda de la verdad ¿por qué no hacemos lo mismo en busca de la mentira? La mentira es tan importante como la verdad y para bien, generalmente para mal, puede realizar cambios no deseados en nuestra vida.
Estaría bien no empezar mintiéndonos a nosotros mismos, y no lo haremos, esto no es una tarde de filosofía, es una reunión de amigos y conocidos, los del otro día, para tratar este tema de manera informal e intranscendente. Lo que hablamos aquella tarde ya ha desaparecido y lo que yo escriba aquí ahora tiene los días contados.
Alguien recuerda que un conocido filósofo en una de sus clases quiso hablar de la mentira y preguntó si alguno de los presentes había leído el libro que él había escrito sobre ese tema. Se alzaron varias manos y el filósofo les dijo que muy bien, que ya podían hablar de la mentira con conocimiento de causa porque él no había escrito ningún libro sobre esa cuestión.
¿Es eso una mentira de verdad? No, eso es lo que llaman mentira piadosa, mentira de tres al cuarto, mentira que no lleva a ninguna parte salvo a intentar halagar a la persona que te pregunta. No hablamos aquella tarde de esa clase de mentiras.
Como el inicio de la filosofía occidental está en Grecia nosotros también acudimos a sus filósofos y nos fijamos en una clase de mentira que puede ser verdad y mentira al mismo tiempo. Aristóteles pone el ejemplo de un disco de plomo que nos quieren hacer pasar por una moneda. El disco de plomo, es perfectamente verdadero, pero es falso como moneda, es decir, cuando pretende ser una moneda sin serlo, cuando muestra un ser en una apariencia que no tiene en realidad. La mayoría de los seres humanos son algo así. Gracias a la mentira pueden mostrarse como educados, tolerantes y civilizados. Y los que no usan la mentira y se muestran como son realmente, delincuentes probados, merecen acabar en la cárcel que es el lugar al que han sido destinados.
El refrán dice que la mentira tiene las patas muy cortas, fíjense en la perversión del lenguaje, dice patas y no piernas, queriendo animalizar la mentira, siendo, como es, una característica muy humana. Y a partir de ahí hablamos de la mentira necesaria y nos apoyamos en Nietzsche que dice que a veces necesitamos la mentira y debemos permitir que ciertos errores y artículos de fe permanezcan intactos en nosotros mientras nos mantengan con vida. Y así, en la mentira se fundan la patria, la religión y la familia. Esto último lo dice otro con el conocimiento de causa que le ha dado la vida a él en particular.
A uno que ha estado callado todo el rato le preguntamos que qué piensa él. A la verdad hay que buscarla, nos dice, a la mentira te la encuentras.
Bernabé Santiago y amigos, diletantes