¿Cómo hay que hacer para que las limosnas lleguen a Dios? ¿Y para qué demonios, con perdón, necesita Dios las limosnas?
Los hijos de Marcial
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoTodo empezaba y acababa en hacerle un hijo a la Tacher…
Otocerum
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoAbreviando, que estoy hecho un roble y en paz. Y eso mi doctor siempre lo tuvo en cuenta.
Apnea primaveral
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoLa chica me llamaba «il professore», porque hubo un tiempo en que me dejé perilla y parecía un académico de la lengua.
El misterio de la maleta rosa
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoNi idea de a dónde iba, ni de lo que acarreaba. Ni idea de quién era o porqué vivía en nuestro barrio.
Obras de misericordia
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoEl vino peleón es el diazepán del pobre, pensé. Y agradecí que el doctor Ferragut me recete las pocas drogas legales que consumo.
Patrimonio inmaterial de la humanidad
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoSiempre hay un diabético que deja de lado los azucarillos y acaba entorpeciendo el normal desarrollo de los acontecimientos.
Kilómetro 113
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoNo es que ignore cómo van estas cosas en el colectivo del arco iris, pero es que las diferencias entre el camarero gordito y su pareja eran notables.
La libertad es un sueño inalcanzable
Marcial SilenoLas horribles historias de SilenoMe tiré del trampolín tantas veces como quise. De cabeza. Haciendo la bomba. Chillando.