Rosario no podía contener las lágrimas. ¿Era su deseo de niña de jugar al fútbol tan intenso que continuaba llorando sin consuelo después de tanto tiempo?
La nostalgia de Milú
Carmen CuencaZoom impertinenteDurante el reconocimiento, Milú se comportó con una mansedumbre inusitada.
Neutralizar al monstruo
Carmen CuencaZoom impertinenteComo si el mundo girara hacia atrás, llegamos al 8 de marzo del 22 golpeando las cadenas que ya creíamos rotas.
El juego del cachorro
Carmen CuencaZoom impertinenteLos adultos sonrieron, cabecearon divertidos contemplando el gesto del muchacho.
La bolsa o la vida
Carmen CuencaZoom impertinenteQue la vida es el bien más preciado del que goza la humanidad es una verdad incontestable.
La culpa
Carmen CuencaZoom impertinenteAl pasar junto al perchero, acarició el abrigo que él jamás volvería a ponerse.
Costumbre pandémica
Carmen CuencaZoom impertinenteEl contacto físico, los abrazos, los besos empiezan a pertenecer a otro mundo al que, como un dispositivo técnico obsoleto, hemos arrumbado en un armario.
Aplausos, cinco minutos de aliento
Carmen CuencaZoom impertinenteMiró el reloj. El último artilugio que había desinfectado antes de colocárselo. Llegaría a tiempo, se dijo, emitiendo un largo suspiro, inmerso en sus reflexiones.
El caritativo
Carmen CuencaZoom impertinenteNo sabía si lo impulsaba la curiosidad o la compasión.