Se tiñe el cabello y se queda sin pelo

Isla Naufragio


Testimonio

¡Virgencita, que me quede como estoy! No es la primera vez que pasa esto. Hay gente que piensa que el cambio siempre es bueno y no es así. Y si no que se lo pregunten a los calvos irredentos por haber querido probar soluciones no confirmadas por la ciencia y el sentido común. 

Las compañías productoras de tinte quieren hacernos creer que el tinte no tiene por qué ser malo olvidándose que están usando peróxido de oxígeno o amoniaco, sustancias decolorantes que disuelven la melanina que contiene el tallo piloso, fragmentándolo.

El cambio que quieres conseguir tiene un precio inasumible porque una vez que te quedas calvo las soluciones que se te ofrecen son penosas, visibles y risibles a simple vista.

No negaremos que el primer resultado del tinte en una mujer puede ser espectacular. Kate Russo escribió: «Pelo rojo, camisa roja, uñas rojas, parecía una piruleta de fresa de tamaño natural, te gustaría lamerla», y sí, te la imaginas así y puede dar en algunos hombres esa impresión y ese deseo. La mujer que lee eso ansía teñirse pensando en esa imagen que provoca, pero ¿qué provoca?, ¿un lametón?, ¿para eso tantas molestias?

¿Qué pasaría si un país entero se tiñera de un día para otro? Todos de rubio, o de moreno, o de azul. Y eso pasa muchas veces. Hay países que tienen elecciones y se acuestan de izquierdas y se levantan de derechas. Y aunque para Platón la sabiduría sea hija de la sorpresa, esta sorpresa no proviene de la sabiduría, proviene del cabreo, o de la ignorancia, o de que les han comido el cerebro porque se han pasado con el tinte. 

No todo el mundo puede ser cínico; para eso hace falta tener sentido del humor. Y no todo el mundo puede teñirse el cabello, para eso hace falta tener pelo. Pero para no perder el humor ni el pelo no abuses del cinismo ni del tinte. Mujeres que me leéis, existen contadores de dinero, de amistad y de paciencia. Y me tenéis hasta el moño las que venís con el recorte de revista de la tonta de turno y me decís: «Quiero esto». ¡Que no me dejáis innovar y crear cortes nuevos! 

SOCORRO DE LAS MERCEDES, peluquera