Gabrielle Wittkop estaba predestinada a aparecer en esta Casa de citas, donde tanto valoramos a los muertos poco convencionales.
Arthur Cravan, boxeador y poeta
Pere MontanerCasa de citasA Casasses le hubiera gustado ser Arthur Cravan, y a mí también.
Mary Wollstonecraft, abuela de Frankenstein
Pere MontanerCasa de citasMary Wollstonecraft cuestionó su condición de «mujer decente» y se negó al matrimonio y a las tareas que la sociedad del momento podía ofrecerle.
Don Máximo, Máximo y Max
Pere MontanerCasa de citasLa presencia de don Máximo pone freno a la fantasía, evita el desorden y obliga a que las cosas sigan como están, para que hoy sea como ayer, mañana como hoy y siempre igual.
Hal Willner, perdido en las estrellas
Pere MontanerCasa de citasSabemos que ser popular y brillar con luz propia es algo circunstancial, y todavía más cuando uno ha pasado a mejor vida.
El amigo de Adolfo Suárez
Pere MontanerCasa de citasLe recuerdo que algunas personas necesitamos barnizar nuestras miserias con la ilusión de una bonita amistad.
John Wilmot, poeta y libertino
Pere MontanerCasa de citasTenía la edad de Cristo cuando murió, pero ninguna virtud moral había adornado su existencia.
Pink Anderson e hijo: el palo y la astilla
Pere MontanerCasa de citasEl estilo Piedmont se basa en tocar la guitarra sin púa, alternando dos notas graves con el pulgar y completando la melodía con las cuerdas altas.
Raúl González Tuñón, poeta y trotamundos
Pere MontanerCasa de citasAquí se habla de la poesía de Raúl González Tuñón, poeta de las cantinas y los circos.