Trabajar cansa

Licuados

 

No es la primera vez que le pregunto a mi hijo qué quiere ser de mayor. La respuesta no ha variado en años: “no lo sé”; sin embargo, el tono es distinto. Siento el peso de la pregunta y reparo en lo mal formulada que está: ¿qué quieres ser…?, como si acaso no fuera desde el mismo instante en que fue concebido.

Pienso en la relación de semejanza, cada vez más extendida, entre ‘ser’ y ‘trabajar’ y busco en el Diccionario etimológico de Joan Coromines la definición de «trabajo»:

Trabajar viene del latín vulgar tripaliare ‘torturar’, derivado de tripalium ‘especie de cepo o instrumento de tortura’ formado por tres estacas a las que se amarraba al reo.

Y añade:

De trabajar deriva el sustantivo trabajo, año 1212, que conserva en la Edad Media y aún hoy en día el sentido etimológico de ‘sufrimiento, dolor’.

Parece que «trabajar» duele, desde que existe el término. Tal vez por ello, Cesare Pavese, cansado de tanto dolor, decidiera retirarse de «ser».


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