Testimonio
Ya sé que un millón de euros puede parecer mucho dinero pero ya veremos que en estos casos no es así. Estamos hablando de un ser humano que esté a tu entera disposición durante toda su vida en los días y horarios que a ti te vayan bien. Y que haga lo que tú le mandes y para lo que haya sido contratado. Toda su vida útil a tu servicio. Y no hace falta tener el millón de euros de una vez; es más, el millón no te hará falta nunca porque la cosa es que se lo vas dando poco a poco, mes a mes, y así vas controlando su eficacia y su rendimiento. Y no tienes que preocuparte si se pone enfermo o si le pasa lo que le pase. Y si protesta o te incordia dejas de dárselo y te buscas otro, que hay muchos esperando y en perfecto estado de revista. Y, como después veremos, con lo que él produzca le pagas a él y te sobrará para ti.
Sí, sí, tú ganarás dinero. Como está a tu disposición puedes hacerlo trabajar, pencar en el argot que tienen ellos. Y sigue lo bueno, el resultado de su trabajo es tuyo. No suyo, no: tuyo. Porque él es un empleado tuyo y es tuyo todo lo que haga, cree o produzca. Y las cosas buenas no se terminan aquí porque esto que te digo es legal, hay leyes que lo regulan y que te protegen. Y a ti, te alabarán porque has sabido crear empleo
Hay un pequeño inconveniente, claro, no todo iban a ser cosas buenas, para que el negocio te salga a cuenta (esta operación se llama negocio: “beneficio conseguido en una operación comercial”), tienes que lograr que lo que tu empleado produzca tenga más valor que lo que tú le pagas. Para conseguir esto hay varias formas que estarán a tu disposición, o no, dependiendo de tu capacidad de presión, de tu estatus o de tu inteligencia. La primera es que tengas un negocio que sea un monopolio y que tú puedas poner el precio de venta que a ti te vaya bien. Siempre a tu favor. La segunda es que hayas tenido una idea que no se le haya ocurrido a nadie y que sea apetecible para que la gente te compre a ti y no a otros. La tercera es que aunque hagas lo que hacen los demás sepas presentarlo mejor o darle un chic que lo mejore y lo haga más atractivo. La cuarta que es que pagues menos que otros por el mismo trabajo y así a ti te resultará más rentable. Y hay una quinta, una sexta y una séptima que no te explico por no aburrirte y no aburrirme yo.
Y después están los sindicatos. Los sindicatos son organizaciones que en teoría tienen que defender a los obreros, o sea a tu empleado. ¿Los defienden? Sí, claro, hacen lo que pueden. Ellos tienen que conseguir que tu empleado gane más pero es que entonces tú ganarás menos. Y si tú ganas menos a lo mejor no tienes empleados. Y los sindicatos tampoco quieren que tu empleado se vaya a la calle. Y por eso no pueden hacer más. Por eso y por otras cosas.
“Un dolor, que no era todavía el dolor del amor, le roía el corazón”, dice Joyce en su Ulises. Un libro que ha triunfado mucho y que nadie entiende. ¿Ves? Ahora te hablaré de otra forma de ganar dinero. Sin empleados de por medio. Joyce fue un escritor irlandés, dicen que el más importante del siglo XX. No escribió muchos libros y sin embargo es muy apreciado. Esa es otra forma de ganar. Fama y consideración. Y, a veces, también dinero. Inténtalo. No es difícil. “Poseía una ironía circular”. Es un ejemplo. Tienes que escribir cosas así. “Le gustaba pasear disfrazado de melancolía”. Ya ves que no es complicado. Y luego está el mundo de la canción. “Mi amor está sufriendo, oye como late por ti, yo sola, enamorada… que una lágrima en mi corazón no derrame por ti”. Rita Pavone. Más cursi pero también sirve. Inténtalo.
Soraya Redondela, gestión y contabilidad