Crítica televisiva. Lectura para personas de sexo masculino
Como crítico de televisión me he abstenido hasta ahora de escribir sobre un programa de TV que se va dilatando en el tiempo, este programa es Firts Dates, un programa de primeras citas en el que especialistas en relaciones humanas emparejan a distintas personas basándose en unos completos cuestionarios en los que los demandantes indican sus preferencias en el amor, en el sexo y en la vida en común.
No he escrito hasta ahora sobre este programa porque lo consideraba menor y poco interesante, pero a raíz de que me he quedado solo, perdonen la cuestión personal, y no encuentro mujer que se avenga a vivir conmigo, varios amigos me han indicado la conveniencia de participar en un programa así, a ver si se me resuelve el problema.
Bien, una vez interesado en esta solución para encontrar pareja he seguido atentamente el programa durante tres meses y he llegado a varias conclusiones que indico a continuación por si puede ser de utilidad para algunos de nuestros lectores masculinos que estén en la misma situación. Los hombres están muy desamparados en este tema y por eso me dirijo exclusivamente a ellos. Hay que tener en cuenta que el listón que las mujeres ponen es muy alto y sus exigencias, o por decirlo más suavemente, sus demandas, me hacen ser muy escéptico para que, en mi caso, pueda tener esta aventura un resultado placentero.
Veamos las conclusiones a las que he llegado:
— En uno de los programas que visioné, una de las participantes a la pregunta de qué tipo de hombre estaba buscando respondió: «Yo lo que quiero es un empotrador». Cielos, me pregunté, ¿eso qué es? Consulté el diccionario para tener una visión ajustada de su significado y por lo visto es una persona que empotra, que muestra fogosidad e ímpetu en el sexo. Evidentemente yo ya he pasado de la cincuentena, empotrador es una palabra muy gráfica y no sé si yo podría estar a esa altura. Empotrador es una imagen que en una novela o en una película puede dar el resultado que da, pero en la vida real creo que no es el mejor método para una relación completa y satisfactoria. Aunque, me digo, ¿qué puedo saber yo que no tengo compañera con que practicar? No fue la única participante que buscaba un empotrador, muchas más lo hicieron, alguna otra pidió un asaltante; estas características fueron muy demandadas en distintos capítulos de este mismo programa.
— Mayoritariamente las mujeres buscan un hombre más alto que ellas. Y más fuerte. Los bajos y debiluchos son poco solicitados. Podemos darnos cuenta que estas características de más altos y más fuertes están relacionadas con lo anterior, con lo de empotrador, porque no puede haber lo uno sin lo otro.
— Las participantes, en su mayoría, buscan un compañero con pinta de malote, así lo dicen, malote, (¿otra subcaracterística del empotrador?), y no aprecian la cara de niño bueno como una cualidad deseable.
— Los tatuajes son apreciados y preguntan por ellos para que les describan los que no son visibles. Si no tienes ningún tatuaje, corre a hacerte alguno, aunque sea pequeñito. Quien no tiene tatuajes está anclado en la prehistoria.
— Si la participante tiene hijos, valora como una característica favorable que él también los tenga, porque, según dicen, así podrá comprender mejor los problemas de la maternidad y será más comprensivo. Si no tienes hijos di que, al menos, tienes sobrinos y que te preocupa el tema.
— Si el participante está viviendo con sus padres, o peor aún, pecado de lesa humanidad, con su madre, habrá perdido los pocos puntos favorables que pueda haber conseguido hasta el momento gracias a su simpatía o a su físico. Tener una determinada edad y seguir viviendo con la madre es algo inconcebible para toda mujer que esté buscando el compañero perfecto.
— Si un participante con más de treinta años confiesa ser soltero y haber tenido pocas experiencias amorosas, cuidado, cuidadito, semáforo rojo, la chica se preguntará ¿pero a este qué le pasa? ¿Por qué no ha tenido relaciones estables? ¿Estará averiado? Invéntate tres o cuatro relaciones más o menos largas. No muy cortas para que no parezcas que vas de flor en flor sin saber asentarte.
— Si te preguntan si te gustan los animales, cuidado, es una pregunta con trampa, generalmente tienes que decir que sí, pero sin pasarte. Si a continuación ella te dice que tiene cuatro perros y que eso es lo que más quiere, pues, mira, haz un balance a ver si la ocasión lo merece.
— Si la chica te pregunta si has sido infiel alguna vez di que no, aunque lo hayas sido. La infidelidad es como la economía, acciones pasadas no presuponen acciones futuras. Por un desliz que hayas tenido, o dos, o tres, o cuatro, no puedes poner en peligro la relación sentimental que ahora está empezando.
— Si no tomas alcohol y ella sí, no hagas hincapié en ello. Los abstemios tienen fama de intransigentes e intolerantes.
— Don Quijote nos dice que en los casos de amor no hay ninguno que con más facilidad se cumpla que aquel que tiene de su parte el deseo de la dama. Si a ella le gustas te perdonará casi todo. Si no le gustas, pues eso, le preguntas a los de producción si puedes volver otro día.
La moraleja que puede destilarse de todo lo que aquí digo es que, si la chica lo merece, tú miente. Miente con gracia, con estilo. No le des la razón en todo, que eso tampoco les gusta y enseguida se nota. El fin de tu presencia en el programa es conseguir una pareja que te agrade, una pareja que te acompañe en tu vida solitaria. Si lo consigues, habrá merecido la pena tanto sacrificio y tanta mentira.
FERNANDO DE OLAVIDE, crítico de televisión