Testimonio
Ya sé que todos somos mercancía y esta pintada en una calle de mi ciudad lo proclama abiertamente. Y también sé que no toda la mercancía es de la misma calidad, las ex novias todavía pueden ser útiles, los ex novios van al derribo, a la desaparición, a la nada. A causa de experiencias traumáticas muchos «ex» quedan con la incapacidad de encontrar a alguien que los ame. O de amar cuando son amados. O de amar sin esperar nada a cambio. O de amar con un amor que dure al menos hasta el día siguiente.
¿Ya lo han adivinado? Sí, soy un ex y hablo con conocimiento de causa. Criaturas heridas, eso somos. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Lo saben? Somos arquitectos aficionados. La peor clase. Hemos destruido porque creíamos que íbamos a construir mejor. En mi caso destruí un amor consolidado y no supe, o no me dejaron, que es lo mismo con otro nombre, construir nada a cambio.
¿Quieren saber más detalles? Tenía un amor tosco, sólido, poco elegante pero fiable y seguro. El contrato es un acto libre y vinculante, me dijeron, yo me quedé con lo de libre y olvidé lo de vinculante. Mírala, mírala, la puerta de Alcalá, es que soy de Madrid, y allí en esa puerta-monumento me crucé con ella, con la otra, otro monumento, que me sonreía, a mí. Recuerdo que eso fue como una bendición, como una epifanía diría si yo fuera un cursi. Caramba, me dije.
¿Caramba?, sí, sí. Un mes duró la cosa. Mujeres solitarias. Ella era de esas, de las que buscan experiencias en vidas ajenas. Bonita cara, bonito cuerpo. Reía mucho. Ven, ven a vivir en la calle del gozo, me decía. ¿Cómo iba a decir que no? Y allí fui sin prever las consecuencias.
Ahora me lamento, ¡claro que me lamento!, pero me lamento de esa forma, me lamento por lo perdido pero no por lo vivido. Lo que yo creía suerte me ha hecho vulnerable y así me ven ahora, solo, solo.
Oiga, por cierto, este testimonio ¿podrá leerlo mucha gente? Lo digo porque es conocida la bondad y la caridad de muchas mujeres hacia el débil y el necesitado. Por favor, acuérdense, acuérdense de mí. Aunque estoy en derribo aún puedo ser útil a alguna dama necesitada. Necesitada de un amor lastimoso como el mío.
Mauricio Alcoberro, Mau, ex novio (y bien que lo siento)