La gente equidistante

Lo inquietante


A veces, cuando me voy a dormir, apago la luz y siento una respiración en mi nuca, muy cerca de mí, y cierro los ojos y empiezo a contar ovejitas para olvidarme de ello.

A veces, cuando corto cebolla para hacer un sofrito olvido echarla a la sartén pese a haber llorado mucho mientras la cortaba.

A veces, cuando voy a la peluquería y pido que me corten solo las puntas, salgo igual, como si no me hubieran cortado nada, pero con el pelo teñido de otro color.

Mi madre dice que eso es porque tengo el mal de la gente equidistante. Un mal que ataca a las personas que, como yo, nacimos después de los nueve meses de gestación. Mi madre me lo ha contado mil veces y mis tías también. Dicen que cuando mi madre salía de cuentas, yo aún estaba muy verde. Que el tocólogo no lo entendía pero que yo no tenía intención de moverme y mi madre desoyó los consejos de provocar el parto o de hacer una cesárea. Ella dijo que no, que su niña saldría al mundo cuando estuviese preparada.

A los diez meses y medio lo estuve. Eso dicen todos, aunque yo no me acuerdo de nada.

Mi padre lo niega. Dice que nací como los demás niños, cuando tocaba. Mi hermana dice que soy adoptada. Yo no lo creo, aunque a veces…

A veces siento que mi madre no me ha dejado nada en herencia: ni sus ojos verdes, ni su nariz aguileña, ni sus manos bondadosas, ni sus pechos excesivos. Nada.

A veces pienso si tengo algo que ver con mi padre. Le observo de reojo haciéndome esa pregunta y llego a la conclusión de que no. Nada me une a ese señor, salvo el apellido.

A veces odio a mi hermana ¿cómo entonces podría decirse que llevamos la misma sangre?

Me siento ajena. Ajena a todo y a todos y me siguen pasando cosas raras, según mi madre, como cortarme un dedo al rebanar el pan y que no salga sangre, o que mi piel no reaccione al sol ni para enrojecerse ni para tostarse, o que mis vecinos me saluden, cada uno, tres veces al verme pasar.

Tres veces.

A veces pienso que lo mejor sería que mi madre aún me estuviera gestando porque no me siento preparada para estar en este mundo.

Aún no.



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