A veces te obsesionas con la obra de un escritor o escritora que se convierte en poco tiempo en un fenómeno literario mundial y entonces compras sus libros. Una de esas obsesiones literarias me ocurrió con la obra de Roberto Bolaño. La primera novela que leí del chileno fue Los detectives salvajes, y a partir de esa obra continué leyendo otras novelas o cuentos que escribió: La pista de hielo, La literatura nazi en América, Estrella distante, Llamadas telefónicas, Putas asesinas, Amuleto, Nocturno de Chile, Amberes, Una novelita lumpen, y las obras póstumas: El gaucho insufrible, 2666 —su magna obra, por calidad y extensión (1.180 páginas) —, El Tercer Reich, Los sinsabores del verdadero policía, El espíritu de la ciencia-ficción…
Lo que le ocurrió a Roberto Bolaño como escritor es paradójico. Empezó escribiendo poesía según él mismo manifestó como una apuesta de vida o muerte; fue un gran lector de poesía desde muy joven; la poesía se convirtió para él en una obsesión; admiró las vidas desmesuradas de los poetas, vidas arriesgadas; quiso ser poeta y siempre se consideró poeta; su mejor amigo mexicano, Mario Santiago Papasquiaro, era poeta; los dos, de jóvenes, formaron parte de un grupo de poetas en México, con quienes crearon el movimiento del infrarrealismo que se oponía al establishment poético mexicano. En Los detectives salvajes, Bolaño se refirió a ese movimiento con el calificativo de «realismo visceral».
El alter ego narrativo de Roberto Bolaño, el perenne detective salvaje Arturo Belano, es poeta y se relaciona con poetas como Ulises Lima en Los detectives salvajes. Otros personajes de su narrativa tienen relación con la poesía: la patinadora, en La pista de hielo; el infame poeta bárbaro y criminal de Estrella distante; diversos poetas nazis en La literatura nazi en América; Auxilio Lacouture, la considerada madre de los poetas mexicanos, en Amuleto; el crítico literario e ignorado poeta Sebastián Urrutia Lacroix en Nocturno de Chile. Y otro tanto ocurre con algunos de sus cuentos, en los que la poesía está presente.
Cuando Bolaño fue más conocido en Latinoamérica, a finales de los noventa gracias a los premios que obtuvo Los detectives salvajes, Cristián Warnken le hizo una entrevista en la Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile (1999) —se puede ver y escuchar en Internet—, en la que dedicaron la mitad del tiempo a hablar de poesía.
A la pregunta «¿Qué es lo que es poesía?», Bolaño mostró su conocimiento poético contestando con sinceridad:
«No, no sé qué es poesía. Sé quiénes estuvieron cerca del fenómeno poético. Para mí, Rimbaud y Lautréamont siguen siendo los poetas por excelencia. El camino de Rimbaud y de Lautréamont es el camino de la poesía. Y en ese sentido la poesía para mí es un acto de adolescente. De adolescente frágil, inerme, que apuesta lo poco que tiene por algo que no se sabe muy bien qué es. Y que generalmente pierde (…) Baudelaire es el poeta, y es el poeta adulto. Baudelaire sabe muy bien lo que está haciendo, sabe muy bien que está innovando. Baudelaire maneja la técnica de una manera soberana, él es dueño de todos sus recursos. Y en ese sentido no es frágil. Baudelaire es una roca, es fortísimo, es como Whitman, en otro sentido —no se parecen en nada evidentemente—. Son escritores que, aunque parezca que se van por la desmesura, en realidad son escritores de un gran sentido común (…) Baudelaire en ese sentido —que era un drogadicto, un borracho, etcétera— Baudelaire es un padre, un páter familia, y es el abuelo sensato. Baudelaire nos muestra el camino (…), además ese camino queda no sólo abierto, sino también pavimentado. Rimbaud y los poetas adolescentes encarnan otra situación (…) Yo creo que Rimbaud y Lautréamont son los dos poetas adolescentes absolutos, en donde la pureza es tal, que quien se atreva a tocar —pero a tocar de verdad— a Rimbaud y Lautréamont, se quema».
Roberto Bolaño dedicó muchos años de su vida a escribir poesía como el mismo reconoce en un poema póstumo inédito —escrito en octubre de 1990— que habla de su carrera literaria recogido como presentación del poemario La Universidad Desconocida (2007):
MI CARRERA LITERARIA
Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad
también de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik,
Seix Barral, Destino… Todas las editoriales… Todos los lectores…
Todos los gerentes de ventas…
Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro
para verme a mí mismo:
como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo.
Escribiendo poesía en el país de los imbéciles.
Escribiendo con mi hijo en las rodillas.
Escribiendo hasta que cae la noche
con un estruendo de los mil demonios.
Los demonios que han de llevarme al infierno,
pero escribiendo.
El amor y la dedicación a la poesía se refleja claramente en la vida de Bolaño y en muchas de sus obras narrativas. Bolaño escribió poemas prosaicos excelentes en Reinventar el amor, Los perros románticos, La Universidad Desconocida, El último salvaje y en otros poemarios, sin embargo, su poesía es poco conocida o destacada ante su monumental obra narrativa. Aunque es presentado también como poeta, el chileno ha pasado a la historia como el gran narrador y de culto de la literatura hispanoamericana del tránsito entre los siglos XX y XXI. A veces la vida de un escritor de versos da vuelcos inesperados y salvajes, como le ocurrió al detective poeta.