Consultorio
Señores de Isla Naufragio, ¿qué ha pasado? yo creía en el matrimonio y me casé, y he estado casado menos de un año, ¿qué me ha pasado? Hicimos una boda muy bonita en una iglesia preciosa y un restaurante espectacular. Muchos invitados, fotos, videos, bailes, de todo. Y una novia preciosa y encantadora. Mis padres, sus padres, mis amigos… todo el mundo nos felicitaba. En la vejez y en la enfermedad. Hasta que la muerte nos separe. Todo mentira.
Creo que la culpa la tiene mi maldita memoria. Yo leo mucho y me vienen a veces frases que he leído. En el hotel, en la noche de bodas, ella toda preparada con sus armas de seducción y todo a punto, recordé una frase de un libro que decía: “En lugar de la diosa se le ofreció una nube que tenía su figura”. ¡Maldición! No sé por qué pero a partir de entonces empecé a ver a Ivana, mi mujer, ya ex, como más fría, más distante, como si el amor que nos había calentado de solteros hubiera desaparecido con el matrimonio,
¿El matrimonio? Vaya engaño, vaya decepción. Cuando no estábamos casados no salíamos de casa, “hay que sobornarlos para que salgan de su madriguera”, decían los amigos. Cuando nos casamos todo eran quejas y disgustos, no me sacas nunca, no estás por mi, no es lo que yo pensaba, claro, tampoco era lo que pensaba yo.
Ahora estoy solo y decepcionado, oiga, no se casen nunca, es el consejo que les doy a mis amigos, no se casen, el matrimonio no lleva calor de hogar incorporado. “Atesorado encanto, surtidor de su noche”, Jorge Guillén. Nada, nada, ni encanto, ni surtidor. Decepcionante. Un desierto helado, eso es el matrimonio. Pero aún soy joven y duele. ¿Qué me espera?
Antonio Saldella, empleado de banca
Respuesta
Querido amigo en el naufragio que te espera: el matrimonio no es una estufa, no da calor por si mismo, el matrimonio es una manta. Las mantas no dan calor, las mantas guardan el calor que nuestro cuerpo genera pero no dan calor. Si tu cuerpo no da calor la manta no estará caliente. Si tú y tu pareja no tenéis calor el matrimonio no puede preservar lo que no existe.
¿Que qué te espera?, la llama de un incendio que corra devorando y muertos apilando quisiera yo encender, perdona, perdona, nosotros también tenemos memoria, Espronceda. La llama del matrimonio, queremos decir, no viene con el matrimonio, eres tú y tu pareja los encargados de encenderla, avivarla y preservarla. No esperes a que ella te eche nada en falta, sé atento, afectuoso, amable y cariñoso. Este es el consejo ordinario que hemos de darte; pero también queremos que sepas que aunque hagas todo lo que puedas nunca será suficiente. Y eso es así porque vivir es muy difícil y el matrimonio es un juego de azar. No esperes más de lo prometido y lo prometido tienes que saber que es escaso. El matrimonio, y tú has podido constatarlo, es frágil y delicado.
Pon mucha atención. “En la vida se cuidan los zapatos andando de rodillas”. Un tango. Julio Sosa. ¡Qué me van a hablar de amor! Acuérdate del tango la próxima vez que acudas al matrimonio. Tango, danza sensual que suele acabar mal por la poca práctica que tienen los danzantes. Eso es el matrimonio. Y eso es lo que te espera.
Comité de Respuestas de Isla Naufragio