La Charca Literaria

No podemos abrir la boca y soltar una frase hecha sin provocar una sacudida en las estrellas. Esos lugares comunes, que son el patrimonio de la estupidez, constituyen, a la vez, auténticas ventanas abiertas a la Luz.

Convertir el comportamiento humano en algo puramente biológico resulta inquietante.

¡Atentos a la aparición en breve de la campaña de mecenazgo de Vida subacuática!

Sin tapujos y en mi condición de lector señero de La Charca, tengo a bien comunicarle que me estoy hartando de ustedes.

Admitir el origen genético —y, por tanto, común— de los comportamientos agresivos del ser humano produce pánico entre las personas biempensantes.

Hay una innegable ordenación genética de las conductas, pero eso no compromete el respeto por los derechos humanos.

Para que haya civilización es necesario que los humanos acatemos la ley. Acatar. Eso es lo que nos distingue de los otros animales, exceptuando los perros.

Aprenda a mirar sin hacer caso de los ojos.

¿Le fascinan las experiencias extáticas pero le aterra perder la razón? La receta es vieja: tómese un coñac, pero con hielo.