La Charca Literaria

Y así, ligeramente ebria, mi lengua se soltó y se soltó…

Cada vez más profesionales de todos los campos se adhieren a los principios de la salud estética.

No puede haber más, Jürgen: una silla es una silla con o sin referentes.

Si recuerdan el bolero («Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer…»), entenderán por qué la premura no siempre es buena consejera.

Hay tejidos hermosos y tejidos gualdrapas. Hoy nos referiremos a un tipo especial de los primeros: los tersos.

Descubra la nueva plancha de azogue de la mano de Hilaria Mozzarella.

Ahora puede encarnar a Segismundo o a Hamlet, a Ofelia o a Medea, puede hacer de villano o de héroe, de gañán o de prudente.

Cualquier persona podrá llevar incrustadas tantas lámparas como desee hasta casi desaparecer.

El artilugio no ocupa más que una pequeña masía o un humilde cortijo.