Pleyadianos en Facebook

El asombro del tritón

 

Entrenador sex symbol de un equipo de voleibol playa femenino, en barbecho por falta de arenas y bañistas; coacher en una empresa de selección de personal en busca de nuevos y rutilantes talentos mileuristas; portavoz institucional en una oenegé defensora de los derechos humanos de refugiados e indigentes; estilista ultracreativo en un elitista salón de belleza lleno de ídem. Estas eran las múltiples facetas de aquel mal nacido–según declaran sus víctimas–, todas ellas reducidas a una sola persona, un ser polimorfo y de aviesas intenciones, pero idéntico a sí mismo, invariable. De nombre ignoto, el rey de la persuasión, de la seducción, del terciopelo en la voz, ubicuo y accesible, mejor ‒al parecer‒ cuanto más lejos.

Y en esas estábamos, más felices que perdices, los amigos de Facebook que acabo de citar y yo, asidua de internet, de redes y reality shows; sobrellevando del mejor modo posible este confinamiento impuesto a golpe de coronavirus, cuando de la noche a la mañana todas mis ilusiones se esfumaron. Diferentes denuncias de algunas usuarias de Facebook, con acusaciones de fraude, uso doloso de perfiles mediante, me dejaron desahuciada y huérfana de expectativas en la red. Plan urgente de cancelación de todas sus cuentas de Facebook y la cuarentena va para largo…

No ha habido suerte, chaval, pero ¿y yo? Al fin y al cabo, ¿qué más da que todas tus personalidades fueran máscaras de la realidad? Soñábamos y los sueños, sueños son. Edison imaginó bombillas para alumbrar el mundo. Tú creabas ilusiones, destellos sobre mi soledad y la de tantas otras como yo.

Por eso, por venganza y afán de revanchismo, ahora me toca a mí, enfebrecida entrenadora personal de famosos y ninis con pedrigrí, esculpida en el gimnasio; reivindicativa feminista bi o trisexual con potestad para el acomodo del femenino singular, plural o neutro; gerenta de una revolucionaria startup sobre healthy apps basadas en inteligencia artificial; lideresa de un emergente partido animalista, vegano y pleyadiano, a punto de ser abducida por amigos alienígenas sexualmente hiperactivos.

Yo sola, en mi única y mediocre identidad, asumiré las diferentes vidas de quien algún día hubiera podido llegar a ser. Estoy en mi derecho y esa es mi verdad.

 


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