El Bicho
Cuando salí de lo profundo
y aparecí en este mundo
no me llamaba el Bicho.
Este nombre me lo pusisteis aquí:
en la tierra donde nací.
Pues bien: acepto el desafío
–no sólo de vosotros me fío,
creyéndome el Bicho,
sino que, además, dejo dicho:
Vamos, chavales, yo pago las copas,
–mientras vais reuniendo las tropas.
El insecto
Cierto es que debo ser un bicho;
pues, lo que en el mundo encuentro dicho
no lo veo hecho
sino más bien contrahecho
–salvo honradas excepciones
a las que Dios dé sus bendiciones.
Es como si tuviera
que mirar las cosas
por un espejo al través,
volviéndolas, del derecho, al revés;
y así las feas se vuelven hermosas
y las hermosas, feas.
Es como si tuviera
que mirar las cosas
de la coronilla a los pies
y, poniendo al frente el envés,
ver en los pies cabeza y en la cabeza
el pie de las cosas.
Es como si tuviera…
¿Cómo es
que me queréis pintar el mundo del revés?
–Entonces,
adoptaré la estrategia del ciempiés.
Pues me llaman el bicho,
cien bichos seré
–A cada uno os obsequiaré
con vuestro bicho favorito.
Cuando queráis que trabaje como una hormiga
–cantaré como una cigarra;
y cuando creáis que estoy cantando como una cigarra
–me encontraréis trabajando como una hormiga.
Tú, que te adentras en el bosque blandiendo el hacha:
–para ti seré una cucaracha.
Ése que camina con intención codiciosa
y mirada lujuriosa:
–Ven, cariño;
tras esta cara de niño
y mis alas de mariposa,
se agazapa una mantis religiosa.
Tú que piensas
que no valgo ni un carajo:
–Contigo haré pelotillas de mierda
como hace el escarabajo.
Ey, sí, tú, el de la melena de león:
a ti te voy a dejar más tieso que un clavo
–picándote en el rabo
con mi cola de escorpión.
En sueños he venido a verte:
sacúdete las legañas,
no sea que te pese la suerte;
–pues con la tela de mis arañas
he comenzado a envolverte.
No creas que todo son patrañas:
–se te acerca el beso de la muerte.
Me quieres alejar de tu lado
con cortante gesto airado
y cara hosca
–Vale, entonces,
zumbaré a tu alrededor como una mosca.
No me mires a la cara
no preguntes mis motivos
no me pongas ni un pero:
–te meterías de lleno
en un avispero.
¿Qué me dices “Olvídate, amigo,
estos son tus horizontes”?
–Entonces,
me convertiré en un saltamontes.