Juanito

Los otros

 

 

Juan Pinturero Ramadán confía en que Puri le mande un whatshap en el que le diga que vuelve. Raro sería, porque Puri no se ha ido nunca. Más aún: Puri no existe. No obstante, Pinturero toma asiento a las 14.25, que es hora propicia a los whatshaps y a las citas entre oficinistas liberales. Se toma una Coca-Cola sin alcohol y deja a la vista la parte de pierna que el calcetín no cubre (¡hubo tiempos nobles en que los calcetines alcanzaban la rodilla!). Juan Pinturero Ramadan sorbe la Coca-Cola con estudiado esmero. Tan frugal comida entretiene la consumición de cinco cigarrillos Camel mentolados. Juan Pinturero Ramadán invierte media hora en el ceremonial y luego se apresta (¡qué vocabulario estamos perdiendo!) a acudir a las oficinas de la perfumería al por mayor Fragante y p’alante, empresa que está estudiando trasladar la sede a Benamejí, mientras Bruselas no se cruce en el camino.

Juan —Juanito para los amigos— es socio de la cofradía de la Buena Muerte y del Club de Fútbol Real Unión de Moncada. Se le ve feliz.

 

(Fotografía subrepticia del autor)

 


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