Juanacarmen Calallonga, farmacéutica y astróloga

Vidas ejemplares

Juanacarmen heredó la farmacia de su padre y un patrimonio, más que notable, que comprendía una enorme masía y muchos campos dispersos por el municipio de San Ferriol d’Entremont, así como de los pueblos colindantes. Bien dotada para los estudios, fue la primera mujer ferriolense que  cursó una licenciatura. La suya fue de química, tanto orgánica como inorgánica.

A través de la farmacia introdujo la homeopatía, el mesmerismo y la hipnosis en los clientes. Se cuenta que sus métodos innovadores le reportaron pingües ganancias, y que la farmacia de aquel pueblecito recibía visitas de grandes personalidades de toda el país. Según la leyenda, tanto el General Primo de Rivera como el presidente Largo Caballero se dejaron ver por los aledaños de la apoteca. Alguien sostiene que Ramiro de Maeztu estuvo allí, interesado en recomponerse de los dolores artríticos y de un insomnio contumaz (le desvelaba cada noche la pesadilla en que unos harapientos le ataban a una farola para propinarle unos azotes inenarrables).

Su primera publicación es muy temprana: a los 23 años autoeditó el ensayo: Fuerzas telúricas y caminos místicos, una refutación de Pascual Madoz. El librito se distribuyó por toda la nación y atrajo el interés de Pedro Díaz de Villegas, pariente de un militar famoso, quien se desplazó hasta San Ferriol para conocer a la autora.

Pedro y Juanacarmen contrajeron matrimonio y fueron recompensados con una hija, Ermessenda Díaz de Villegas y Calallonga, que a sus 50 años devino una de las figuras más relevantes del Cabaret Voltaire, en París, en donde protagonizaba un número dadaísta y pornográfico que fue loado por Arthur Cravan, entre otros. Ermessenda hacía de Yesulacrista, una joven nihilista torturada por unos soldados romanos lascivos (interpretados por pigmeos provistos de unos penes descomunales, ortopédicos), y terminaba empalada mientras profería palabras muy soeces y blasfemias atroces, escena que levantaba los aplausos y los vítores de un público entregado.

Cuando Juanacarmen descubrió las infidelidades de su marido, decidió aplicarle sus conocimientos de química orgánica. Se considera que es una de las más eficaces envenenadoras y un ejemplo para mujeres afrentadas. Tras enviudar, abrió un consultorio astrológico en la trastienda de la farmacia. Predijo la muerte del general Prim y el desastre de Annual, así como la muerte de Francesc Cambó en Argentina. Si bien la fama de su eficacia adivinatoria no trascendió las fronteras nacionales, obtuvo grandes beneficios que invirtió en sociedades mineras, en la industria metalúrgica y en la incipiente de la automoción. Su fortuna llegó a ser incalculable.

El advenimiento de la dictadura militar no la pilló desprevenida: se ganó la amistad de altas autoridades del régimen y siguió prosperando. Denunció a sus vecinos anarquistas y se hizo con sus propiedades, que, aunque pequeñas, engordaron el patrimonio. Ya en la vejez publicó las visiones que tuvo y nunca contó. Las reunió en un volumen nada desdeñable: La Eurídice de San Ferriol. Visiones grises y negras. Más de 500 páginas de una prosa oscura, a veces indescifrable.

El libro no obtuvo éxito comercial pero, para desgracia de Juanacarmen, un ejemplar cayó en manos de Diego de Montalbán, inspector de policía descendiente indirecto de su extinto marido Pedro Díaz de Villegas. Diego intentó por todos los medios encausar a Juanacarmen del delito cometido años atrás, pero se vio frustrado gracias a los contactos y las amistades poderosas que se había labrado la asesina. Diego decidió obrar por su cuenta. Se presentó en la farmacia de nuestra ferriolense provisto de un machete y de una guadaña adquiridos en la ferretería de la población más cercana, le asestó un machetazo en la cabeza a la farmacéutica y luego le atravesó el abdomen con la guadaña. La farmacéutica, una vez derribada, untó sus dedos en la sangre de la herida y escribió en el suelo EGO TE ABSOLVO.

Diego de Montalbán dedicó el resto de sus días a recopilar y a editar (en una edición exquisita) la obra inédita de la farmacéutica visionaria, y por fin publicó Juanacarmen Calallonga. Una vida al servicio de la patria y de la mística. Diego de Montalbán murió en el sanatorio de Mondragón, en donde trabó amistad con el poeta Leopoldo María Panero.