Gervasio Fanfani, detto Pippi, fue campeón de Italia de Flipper en una reñida final en Cremona el año 2002. No se le conoce otra actividad. Aunque los laureles de aquella noche le acompañarán hasta su presumible lejano final.
Pippi luce un lustroso peinado renacentista con ensortijados bucles que un ungüento agrícola le procura. Al llegar al cogote, el cabello de Pippi ya presenta mayor descontrol con unos atisbos de puercoespín. Abre el paso una nariz inequívoca, tipo Coppi, que intenta mostrar, sin complejos, tarea ardua. Dos piezas clave completan el identikit: gafas oscuras tipo diadema y pulsera de bolitas negras de incierto origen.
De lo que no adolece Pippi es de seguridad en el manejo de un botellín birra Peroni. Tanto en posición de descanso, botellín al hombro, sutilmente prendido, como en situación de embocadura. En este tiempo del manejo de la Peroni cabe tomar nota de la habilidad y conocimiento de la teoría de cargas. Pippi, para evitar el calentamiento manual del líquido, no apoya la Peroni por la parte que supondría menor esfuerzo sino justo por el punto de contacto con el empotramiento. Para ello es imprescindible un presión de signo contrario al peso y carga de la Peroni.
Evviva Pippi!
(Fotografía subrepticia del autor)