Fraude

Pneumas

 

Cuando nos penetraron con el mecanismo

de sus intenciones consoladoras,

no fuimos conscientes de los turbios propósitos

que se ocultaban tras de sus hermosas dicciones.

 

Como con las nuestras, retorcieron y troncharon

las bondades de muchos sencillos ingenuos

hasta ensuciarlas con lo que parecían

sanos alientos e inmaculados ropajes.

 

Castos se presentaron, sin vergüenzas,

sin dudas ni grisuras, prometiendo luces deslumbrantes

allí donde las sombras siempre habían

disfrutado de una vivificante coloratura.

 

No sentimos sus puñales y reímos con sus paradojas

sin que notáramos en momento alguno

las anómalas protuberancias de sus pieles suaves,

que escondían venenosos aguijones.

 

Notamos quemazones, nos lamentamos por los arañazos

y sanamos nuestros dolorosos desangres

sin que por ello pusiéramos en cuestión

la enferma prisión en la que nos habían enclaustrado.

 

Se regalaron en parabienes y nos implicaron en ellos

para pedirnos refuerzos e impulsos,

aunque nunca nos hicieron partícipes

de sus caras orgías ni de sus enjoyadas prebendas.

 

Las insidias y tropelías nacían de sus mismas estrategias,

pero con hábiles artimañas nos convencieron

hasta el vasallaje de que otros, y no ellos,

nos enredarían en sus ovillos mentirosos.

 

Casi alcanzamos la lucidez cuando algunos

alzaron sus voces y descubrieron sus cuerpos,

mostrando así al rey desnudo de disfraces,

mas nos dejamos engatusar con nuevas felicidades.

 

Muchos nos churrascamos como moscas en parrilla,

otros regresaron al tradicional y bien visto barrio de vecindad,

pero fueron tantos los que quedaron atrás

que seguiremos brindando con copas llenas de rabia.



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