Exhumación poética de “Orlando” (Virginia Woolf)

Gabinete de labios periféricos

 

El cambio de sexo modificaba su porvenir, no su identidad. (…)
Porque tenía muchos yo disponibles, muchos más que los hospedados en este libro,
ya que una biografía se considera comprender seis o siete mil.

 Virginia Woolf

 

El ejemplar de Orlando que he utilizado en esta ocasión ha vivido en mi gabinete temporalmente. La razón es que es un volumen prestado por la insistente mujer que me ha impelido (entre otras muchas cosas placenteras) a su lectura y posterior exhumación poética. Podría decirse, pues, que es una exhumación por encargo y que, por añadidura, pone remedio a la lectura siempre postergada de este clásico indiscutible.

La novela cuenta con la traducción de Jorge Luís Borges, empañada de polémica. Suele acusarse al argentino de cierto machismo en su trabajo. No es aquí el lugar para ser más prolijo al respecto, pero la curiosidad la podrá satisfacer cualquiera que desee hacer una búsqueda en Internet, donde los artículos y ensayos son numerosos.

Orlando a menudo es citada como precursora de lo que se ha denominado Teoría Queer (Teresa de Lauretis, 1990). Dicha teoría postula que la identidad sexual debe autodefinirse y que los géneros, identidades y orientaciones sexuales, son solamente el resultado de un constructo social generador de etiquetas mainstream. Aquí también hemos tenido antecedentes de dicha teoría y me limito a citar dos creadores de los que admiro su obra: el artista barcelonés Ismael Smith (1886-1972) y la poeta madrileña Gloria Fuertes (1917-1998).

Y es que en esta novela, una voz omnisciente y bastante irónica nos explica la biografía paródica del caballero Orlando, que a lo largo de sus cuatrocientos años de vida (desde la época isabelina hasta finales de la década de los veinte del siglo pasado) experimenta un cambio de sexo de la noche a la mañana. Un día amanece siendo una mujer. Pese al cambio, quienes la rodean siguen reconociendo a la misma persona. Ella sigue sintiéndose Orlando y cae en la cuenta de que quien le otorga roles diferentes lo hace desde lo social, a través del vestuario y de los comportamientos que son esperables de un sexo determinado.

Virginia Woolf dedica la novela a Vita Sackville-West, una aristócrata que fue su amante y, de alguna manera, la biografía de Orlando es la de Vita. Así, se ha dicho que Orlando es la carta de amor más larga jamás escrita. Una obra brillante, de una contemporaneidad total, que rezuma poesía y talento a manos llenas. Un clásico sobre el que aquí, lamentablemente, no podemos demorarnos más.

Para exhumar el poema utilizo el año de la primera edición de Orlando, al que sumo el año en que aparece la Teoría Queer (1928+1990=3918). Sumando a su vez los números del resultado (3+9+1+8) obtenemos 21. Así, desde la primera página de la novela (9) iré sumando la cifra 21 (9-30-51-72…219) y elegiré de cada una de ellas un verso del poema que será exhumado. He titulado el poema de manera homónima a la novela.

 

Orlando

La ventaja
con el mayor placer
debajo de la carne.

Austero genio de la poesía:
Su Señoría Orlando.

La preocupación del sexo, a cuál pertenecía
el esplendor de su porte.

Ráfagas tempestuosas:
¿Estás segura de no ser un hombre?

Lo que importa es el éxtasis
demorándose en los asientos de las ventanas.