Es sabido que Salvador Dalí practicó la multidisciplinaridad con tesón y ahínco. Le gustaba decir que se consideraba mejor escritor que pintor. Casi tenía razón. De la obra que nos ocupa destaca su tortuoso destino. Escrito entre 1932 y 1935, el manuscrito se extravió (todavía inédito) cuando Dalí y Gala huyeron apresuradamente de Arcachon ante la temible ocupación alemana.
El mito trágico reapareció en 1941, pero no fue hasta 1963 que el editor Pauvert lo publicó en la versión original francesa. En mi gabinete, junto a otras obras notables de Dalí, asoma la primera edición española del libro, de 1978, editada por Óscar Tusquets y traducida por un tal Joan Viñoly, pseudónimo del inmenso poeta Joan Vinyoli (una señal de que la poesía nos llama de manera ineludible).
La obra es un ejemplo palmario de la puesta en práctica del daliniano método paranoico-crítico. De todas las teorías e interpretaciones que despliega, destaco la que creo más fascinante. Dalí, tras la larga contemplación del cuadro de Millet, intuye que entre la pareja de campesinos existe una tensión dramática que no se ajusta a lo que teóricamente representa: el rezo del Ángelus. Tras su insistencia, técnicos del Louvre descubren en la radiografía del lienzo algo que Millet había pintado originalmente entre los dos personajes y que luego borró, sustituyéndolo por una cesta de mimbre. Ese algo oculto era un pequeño ataúd infantil, que sí justifica la aflicción de los orantes.
Para la exhumación del poema que escribiré con las palabras de Dalí traducidas por Vinyoli, prestaré atención a los 26 pies de las ilustraciones y fotografías que el propio autor redactó en la edición española, ampliando el contenido de la francesa. Desde el inicio al fin del volumen, de cada uno de ellos, obtendré de cada breve descripción o comentario un verso hasta formar el poema:
La prueba furibunda
delirante
de las violetas:
Ángelus.
El hijo se funde como la nieve
y lo inmutable,
eterno
frenesí
humo hipócrita
hiperrealista:
Ángelus.
Antídoto del bogavante
sentado.
Conocemos
la traición caníbal
las hermosas costumbres caníbales
de hibernación del Ángelus.
Libido triunfal
hacia la muerte
la hoz aun clavada
paso a paso
más claro, una tumba.
De la aurora
cráneos.
La madre
cuelga de la erección suprema.