Y ahora que estamos aquí tan unidos en la lucha y la palabra, vamos a contar mentiras. Las mentiras que inundan nuestros días que pasan inexorablemente sin darnos apenas cuenta:
—El espacio comprendido entre el invierno y tu próximo verano es alcanzable con solo mirar fotos de arena.
—La libertad que da la brisa solamente es comparable al gemido de una vaca moribunda.
—Tu tiempo libre se dilata a medida de tus exigencias.
—Los balcones del tiempo dejan asomar tu carita entre barrotes.
—La ilusión es esperarte a la salida del cine cuando decidiste ver esa peli en solitario.
—A veces en la noche gritas el nombre del verdadero dios por si volvieras a creer en su existencia.
—Me condeno cada día a quererte como si volases por encima del tejado y fueses un hermoso pájaro de azul plumaje.
—Cada paso que das es un avance.
—En la tarde invernal alguien te espera para convencerte de que no nevará.
—Volviendo al punto dos: la libertad me la regala tu risa de hiena y de soslayo (dices que eres de izquierdas).
—Las lámparas de araña son para los teatros concurridos.
—Dices que me telefoneas para saber de mí pero en realidad solamente quieres utilizarme como acarreador de manzanas.
—Podría continuar pero la pereza me embarga.
—El tiempo es alimento de palabras y e ideas difusas que se volatilizan con solo tocarlas con la punta del pensamiento.
Cabalgata de color en estos días que pasan como soldados alineados y precisos. Cada día es una caja que encierra un misterio poderosísimo que nos marcará a fuego y esa es la verdadera realidad. Y yo que os lo pueda seguir contando a mi manera.