Limpia,
pule,
abrillanta
y aclara
la luz con la que tus ojos se excitan,
la brisa con la que despejar tu garganta de tantos gritos,
el calor con el que se atemperan los fríos que anquilosan tus andares.
Mancha,
raya,
opaca
y desluce
los ácidos que achicharran tu pelleja castigada,
las palabras con las que otros enmierdan tus pensamientos ahítos,
los vendavales que oprimen tus intestinos y te provocan diarreas de consumo.