Acerca de Miguel Expósito

Ultramarinos y coloniales


Miguel Expósito de Dios era un viejo conocido mío que prosperó en la vida gracias al negocio de ultramarinos heredado de sus padres. Aunque no tenía completados los estudios primarios, hacía ostentación ante los demás de poderío económico, estilo refinado y nivel cultural. Entre otras medidas, forró la librería del salón con varios metros de libros encuadernados en piel roja y marrón, colocó en el centro de su jardín una fuente rodeada de los enanos de Blancanieves y mandó poner en la fachada de su chalet de seiscientos metros construidos el blasón familiar.

Todo era fruto de la envidia que sentía hacia mí, dado que mi raíz nobiliaria data de los tiempos medievales. Y Miguel no soportaba ser menos que yo. Así que quiso hacer ostentación de su linaje mediante el encargo de un blasón para su casa, llenar la casa de toneladas de libros y suscribirse a todo tipo de publicaciones de rancio patriotismo.

El escudo lo mandó hacer a una de esas empresas que se dedican a la heráldica de pago y que dicen indagar en el origen de los apellidos. Todas coinciden en señalar que los solicitantes de sus servicios tienen un origen nobiliario o ilustre, cuando todo el mundo sabe que el noventa y cinco por ciento de la población medieval española estaba formado por destripaterrones, campesinos sin tierra o siervos analfabetos y muertos de hambre que trabajaban de sol a sol para los señoritos de entonces. Nobles había, pero pocos.

De esta forma, fue citado por la empresa de heráldica para ser informado de cómo iban las investigaciones sobre su origen.

—Señor Expósito: el trabajo nuestro está casi a punto. Solo queda que nos dé el visto bueno para ultimarlo. Aquí tiene el boceto de cómo quedaría el escudo: sobre campo de gules, una torre flanqueada a izquierda y derecha por un árbol y un león rampante, símbolos inequívocos de la grandeza de sus apellidos. La torre o castillo viene a ser la versión medieval de su casa, esa espléndida mansión que según usted mismo nos contó se hizo construir en su localidad; el león es el símbolo de la fuerza, de la determinación y del arrojo, como corresponde en justicia a su familia por su carácter emprendedor; y el árbol, una especie de metáfora sobre la semilla de la fortuna que crece y se convierte en árbol frondoso si sabemos ser constantes en lo nuestro.

Así que poco después, para envidia de paseantes y vecinos, la fachada de su mansión lucía el escudo familiar.

Lo que ignoraba Miguel era que, lejos de su pretendido origen medieval, sus apellidos debían su existencia al hecho de que sus abuelos varones, tanto el paterno como el materno, se criaron sin padres en sendos orfanatos.

Un día que estaba aburrido de tanto ver la televisión, se acercó por primera vez a la librería del salón con ánimo lector, escogió un volumen sobre etimologías y decidió echarle un vistazo.

Mientras cogía el libro se decía para sus adentros que los apellidos familiares eran sonoros y contundentes y con mucho significado. «Expósito» vendría de persona que se expone al peligro, a los retos que plantea la vida. «De Dios» expresaría la solidez de sus ideas cristianas. Él era un hombre de orden, de misa semanal, temeroso de Dios.

—¡Joder, mira que suenan bien! Me encantan. Voy a ver qué pone aquí sobre ellos.

Abrió por fin el tomo aquel, cuyo título era «Antroponimia y onomástica», se sentó en el sillón de lectura que nunca usaba. Mientras leía, su semblante se ensombreció.

Origen del apellido De Dios:

El historiador de la comarca de Salnés (Pontevedra), Xosé Lois Villas Fariña, comenta que este apellido era puesto a los hijos de mujeres solteras.

Origen del apellido Expósito:

La palabra «Expósito» deriva del latín ex positus. Expósito fue y es más que un apellido, es una etiqueta que señalaba tanto a la persona que tenía padres incógnitos, padres desconocidos, como a sus descendientes ya que pregona a los cuatro vientos que en algún punto los orígenes son inciertos.

Después tiró el libro al cubo de la basura y decidió no volver a abrir ningún otro en su vida.