Acerca del nombre de Bernaldo

Ultramarinos y coloniales

De raíz germánica que se remonta a los oscuros tiempos de la primera Edad Media: Bernardo, Bernaldo, Bernal, Bernaldino, Bernard… vienen del mismo origen. Hablamos de variedades según el lugar: Castilla, Aragón, Galicia, Francia, Inglaterra… Su significado viene a ser «fuerte como un oso».

Personajes famosos hubo con ese nombre: Bernardo del Carpio, Bernaldo de Quirós, Bernardo Bertolucci, el perro de raza San Bernardo. Todo el mundo recuerda a esa mujer de teatro inmortalizada por Lorca en La casa de Bernarda Alba, una tirana que amargaba la vida a sus hijas casaderas y cuidaba más del «qué dirán» que de procurar la felicidad de ellas.

Hubo también otra mujer en el siglo XVI, que anduvo por tierras de Sevilla o de Granada, que se hizo famosa por llevar ese nombre: la Bernarda, o, mejor dicho, su coño, que al parecer tenía propiedades mágicas, ya que cualquier persona aquejada de enfermedad sanaba de inmediato si tocaba, con permiso de la propietaria, dicho órgano. Era algo milagroso. Según una leyenda, esta señora santera falleció (como suele ocurrirle a la gente al discurrir el tiempo) y cuando fue desenterrada solo quedaba de su cuerpo su famoso potorro, el cual fue trasladado a la iglesia de su localidad (vete a saber cuál), colocado dentro de una urna de oro y venerado por los peregrinos. 

Siguiendo a El Mundo Today, ¿habría que declarar al coño de la Bernarda Patrimonio de la Humanidad? Razones no faltan: forma parte del imaginario social y cultural desde tiempos inmemoriales y simboliza a todos los coños a escala mundial, convirtiéndolo en un coño global. 

Hoy, la expresión «el coño de la Bernarda» tiene connotaciones de lío, batiburrillo, follón, caos o desorden.

Pero volvamos al principio: ¿Bernardo o Bernaldo? Tanto da que da lo mismo. En la Edad Media era muy frecuente lo segundo. Hoy, esa «ele» nos suena rara y preferimos sustituirla por la «r». Así parece más moderno, menos vulgar. En fin, las modas cambian con los tiempos. Por eso, aunque mi apellido es Bernaldo, siempre pongo «Bernardo para los amigos». Que no sea ese motivo de discrepancia y disputa, que los tiempos son malos y cualquier día desenvaina la espada cualquier mindundi retándome a un duelo, como en los viejos tiempos. Y yo no me mezclo con la chusma ni participo en riñas con gañanes, que para eso tengo antecedentes nobiliarios.