Flor de agua

Ultramarinos y coloniales

El agua del estanque está quieta, quietísima.

En el centro, un círculo plateado parece el reflejo de la luna.

Pero esta noche no hay luna, está en luna nueva.

La oscuridad se extiende entre las ramas de los fresnos.

No hay más luz que la mancha plateada del estanque.

De pronto algo se remueve…

y como si de pétalos de flor en abertura se tratara

las aguas se alzan dejando en el centro un remolino azulado.

De entre los pétalos transparentes, enhiestos, inmóviles,

como replegándose sobre si mismos, los brazos finos, desnudos de una mujer

abriendo las aguas que se deslizan cuerpo abajo por su espalda,

rezumando desde su cabello que se mece al compás del líquido que ya no se aquieta.

Los pétalos en flor desaparecen como cristal de agua…

y sus brazos parecen los estambres, y su cuerpo un pistilo blanco.

Alcanza una de las orillas,

se sienta a la vera del matorral de hierbabuena…

y se deja acariciar por el aire henchido de dolor.

Su lamento, en la noche, hace crujir el cielo.


El poema anterior se publicó en el número 21 de la revista La Ignorancia (invierno 2018-19). Acceda a la revista completa aquí: http://www.laignoranciacrea.com/portfolio/numero-22-agua/


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