Titanfood

Semana de difuntos

Año 2065. Planeta Tierra.

Álex se desplaza desde Ganimedes y visita a su amigo Ólex, al que no ve desde hace tiempo. Al visitante le llama la atención lo mucho que ha cambiado el planeta y sus gentes.

—¿De qué se ríen los abuelos?
—No, si no se ríen. Son los nuevos dentitarios. Así se les llama coloquialmente. Están contentos y enseñan a todo el mundo sus dientes recién estrenados. Tras su jubilación a los 75 años, nuestros mayores reciben un premio en forma de lote de artículos de salud. La verdad es que gracias a que los alienígenas asumieron desinteresadamente las competencias en materia de sanidad, hemos ganado mucho: dentadura nueva para los jubilados y tarjeta sanitaria con grandes descuentos en  prótesis mamarias, penes postizos de quita y pon, liposucciones, sesiones de fisioterapia, aquagym y zumba.

—Todo ello valdrá un pastón —comenta Álex mientras observa una gigantesca pantalla de plasma donde no paran de sucederse anuncios publicitarios.

—Los meten en grupos en un aerocar —continúa diciendo Ólex—, como cuando los viajes del Imserso, y los llevan a una de las naves espaciales que fondean encima de nuestras cabezas. Allí los someten a un chequeo exhaustivo, les pasan una ITV (Inspección Técnica de Vejestorios) muy completa: les arreglan articulaciones, tendones y ligamentos, les curan las hernias, la artrosis y el lumbago, les ponen ropa interior limpia y luego los sueltan: salen como los chavales del cole cuando empiezan las vacaciones, con ganas de largarse para Benidorm, estrenando sonrisa con sus dientes nuevos y con una vitalidad que te cagas. La mayoría de las intervenciones se realizan con sofisticadas técnicas indoloras y nada invasivas. Todo ello sin cargar el coste de los arreglos a las arcas del estado, con lo que nos ahorramos una pasta los contribuyentes. A los jubiletas les colocan además una pulsera en la muñeca que registra sus constantes vitales, de manera que estén controlados las veinticuatro horas.

—¿Y qué sacan los alienígenas de todo ello?

—Aunque no se habla mucho de ese tema, se cree que una vez los vejetes han cumplido su periplo vital en la Tierra, es decir, cuando la han palmado, los titánidos se llevan los cuerpos de los difuntos a Titán y allí disponen de ellos a su antojo. Me imagino que los usarán para investigar o para la docencia, como siempre hizo aquí el Instituto Anatómico Forense. Y yo me digo, qué más les dará a los abuelos y a sus familias que se los lleven y no los incineren si a cambio han vivido sanos, felices y bien alimentados sus últimos años y no se han gastado un duro en residencias, cuidados médicos, entierro, etc. Un chollo para todos. A los fallecidos lo mismo les dará que los entierren aquí o que allí hagan con ellos mortadela.

Muy curioso —dice Álex mientras su mirada se pierde en las alturas, tratando de calcular el número de plantas del enorme rascacielos que se alza delante de sus narices, sobre el que planea una flotilla de naves espaciales.

—Por cierto, hablando de embutidos, acaban de abrir una nueva casa de comida rápida en la plaza: Titanfood. Últimamente nuestros amigos los alienígenas también se han sumado al carro de la restauración. Son únicos.  ¿Te apetece un perrito o una hamburguesa?

—¡Ah, vaya! Con la conversación se me olvidó comentarte que soy vegano. No como carne. Lo siento. En todo caso tomaré tan solo una ensalada.