¿Y qué pinta Cézanne?

Ahí está el detalle

 

Nada se ha escrito sobre el acertijo que me dispongo a descifrar, a pesar de tener como protagonista a uno de los cuadros más conocidos de Paul Cézanne y de formar parte del metraje del duodécimo film de M. Night Shyamalan, Múltiple (Split, 2016), la audiencia del cual supera los diez millones de espectadores. Al lector puede resultarle incomprensible. Pero así fue, hasta ahora.

El acertijo en cuestión se plantea a través de la psicóloga del protagonista, Karen Fletcher, cuya investigación sobre el Trastorno de Identidad Disociativo va mucho más allá de la definición establecida, puesto que defiende que cada personalidad desarrolla unas condiciones físicas muy distintas, aunque convivan en un mismo cuerpo; de manera que mientras una identidad “puede tener un alto nivel de colesterol, las otras no”. Pero esta línea de investigación no es bien recibida por el colectivo científico. Prueba de ello es una escena en la que un personaje llamado Joe cuestiona sus pruebas, porque, según él, no se pueden extraer conclusiones de “un perro que tiene diferentes comportamientos ante una misma persona”. Y a raíz de este comentario ambos personajes se enzarzan en una infructuosa discusión, tras la cual ella decide ir al Museo de Arte de Filadelfia para contemplar Les grandes baigneuses (1898-1905), de Paul Cézanne. Un cuadro que logra hacerla cambiar de ánimo repentinamente, pues su rostro contrariado pasa a dibujar una ligera sonrisa, con la que surge la incógnita: ¿Qué ha experimentado la psicóloga al contemplar la obra?

De entrada, parece difícil encontrar alguna concordancia entre el contenido de la representación y la psicóloga, pero sí que hay una, y además ocupa una posición privilegiada en la parte inferior del lienzo, justo en medio de los dos grupos de bañistas. En efecto, me refiero a la mancha blanca que tres figuras —una de un grupo y dos del otro— están acariciando y que por ende todo apunta que se trata del esbozo de un perro, el animal protagonista de un experimento que confirma las tesis de la Dra. Fletcher.

Ahora bien, más allá de este detalle circunstancial, lo que une a la obra y a la psicóloga de manera inequívoca es la peculiar técnica del pintor. Cézanne, a diferencia de los primeros impresionistas, no compartía la atracción hacia un motivo por su condición de irrepetible. Para él, la verdadera lucha del pintor era determinar la singularidad de lo representado. Captar su esencia y no su fugacidad. Así pues, mientras el impresionismo clásico consideraba el motivo del todo secundario –hasta el punto de que uno de sus ideólogos, Claude Monet, declaraba: “lo que quiero representar está entre el motivo y yo”–, Cézanne lo abrazaba por completo, con el fin de “convertir el pintor en la conciencia subjetiva del motivo, y, en consecuencia, trasladar a la tela su conciencia objetiva”. La expresión fidedigna de este procedimiento mostraba la realidad en un todo indivisible, sin jerarquías; es por ello que el pintor diluía a los personajes en la naturaleza, despojándolos de cualquier identidad mediante unos cuerpos amorfos.

¡Ahí está la principal conexión entre el pintor y la psicóloga! Ambos defienden inflexibles (a pesar de no granjear muchos apoyos entre sus coetáneos) la misma concepción del objeto de estudio: una forma líquida en constante adaptación a las circunstancias que la rodean. Y el film se encarga de destacarlo cuando monta una panorámica de los cuerpos de las bañistas con la declaración más polémica de la psicóloga: “ellos son capaces de modificar sus condiciones físicas con el pensamiento”. Por consiguiente, debemos entender la sonrisa que justo a continuación dibuja el rostro de la Dra. Fletcher como una reacción empática y hasta cierto punto alentadora.

Todo lo anterior es, creo, exacto; nada de ello explica sin embargo por qué M. Night Shyamalan dedicó más de un minuto de Múltiple a reivindicar el legado de un pintor que no tiene ninguna incidencia en la trama; es más, el film hubiera funcionado igual sin este paréntesis. Y si bien es razonable valorar el acertijo como un osado ejercicio de divulgación cultural en pleno Hollywood, yo quiero pensar que Paul Cézanne es el núcleo, o al menos, el desencadenante, de esta ficción. De hecho, esta podría ser la respuesta que dio Shyamalan cuando sus productores le preguntaron: ¿Y qué pinta aquí Cézanne?