Media enero. Todo es una espiral conmovedora de sucesos, de tiempo abandonado, entretenido en fragancias o rutinas. Cuesta creer que existió el verano pasado tan repleto de soles y clamores, de asteriscos de besos y bondades marinas. ¿Dónde se ha fugado? ¿Por dónde se oculta? Quiero perseguirlo como la última certeza de belleza que se pliega ante el abismo del devenir precipitado.
Así, en esta sucesión loca de asaltos, hemos llegado al día de reyes y huele a primavera latente, sumergida en los charcos. Crecen ya las tardes en su alevosía cautelosa, es inexorable su extensión minutera. Un matiz apenas perceptible, pero presente, que galopa hacia días extensos y fragantes, aunque la nieve oculte aún su gelidez de pájaro abrigado. Vendrá el silencio. Vendrá el resplandor níveo luciendo su espesura de traje de domingo que se arriesga al desvanecimiento. El invierno ha de extender su blanca garra bajo todas las puertas. Será breve, pues el rugir de la marabunta de raíces en despliegue ya se percibe en los bosques si se es capaz de escuchar su eterna letanía de desperezamiento.
En este trampolín de devenires se nos obliga a saltar una y otra vez, para eso hemos nacido, para eso se nos inventó. El próximo verano nos espera, y el asalto de la Navidad del año estrenado ya se encuentra eligiendo sus primorosas galas verdes y rojizas: ramificaciones de acebos perennes en bosques de huida y caverna.
Así es la vida. La rueda infinita que no se detiene. Escuchen y olfateen el aire en esta tarde; ya ha girado hacia los brotes nuevos que vendrán. Es un suspiro este mes, será un suspiro el otro, y el de más allá. Campos, flores, primavera en ciernes. Veredas de verano, senderos de algarabía y parque. Fluir en el acontecimiento magnífico de tantos paisajes contenidos en uno solo, pero, ahora, centrémonos en el risco y la nevada. Está al descender sobre nuestras cabezas canas para ayudarnos en la travesía que emprendimos hace ya tantos inviernos.
Nieve. Tiempo. Soles y certezas del próximo estío que ya acecha en alguna cueva aún invisible en lontananza.