Y tienes espuelas que incitan los secretos
para estimular las evidencias.
Y muestras músculo cuando temes flaquear
para que tus pezones no se derritan.
Y proyectas aquiescencias entre tus propias contradicciones
para clarear tus sombrajos.
Y discutes con tus interiores
para que desaparezcan los latidos de tus sienes.
O, quizás, medicas tus pasos
para que no se desvíen de las direcciones ortodoxas
Quizás.