Primavera

Reflejos




Una infinidad de nubarrones grises arropa a la población para que no se enfríe esta primavera lluviosa que estrenamos entre recuerdos inevitables, nostalgias y, también, por qué no, una renovada ilusión. Derrama este cielo encapotado, pertinaz de anuncios húmedos de fecundidad zoológica y floral, una cascada gris que nos arropa crepuscular, feliz y melancólica. Somos contradicción. Somos los últimos hombres conocidos. Mañana, quién sabe, vendrán otros a sustituirnos. Mañana, quién sabe, igual no vienen hombres, sino otra cosa.

Se desatará la tormenta más tarde o más temprano y, como siempre, el agua desbordará los henchidos cauces llevándose por delante a los más imprudentes, a los que no supieron prever que, el agua, cuando es tanta, no es agua, es fuerza bruta, ciega, feroz.

Pero no adelantemos acontecimientos. El periodista del futuro que hoy descanse. Soñar que mañana volverá el sol a alumbrar la plaza, que el amanecer levantará la frazada y saldremos desnudos, virginales y jóvenes de nuevo con el pecho descubierto a nuevas primaveras. Ignorantes que las noticias del mañana puede que sean tan sombrías como hoy lo es la plaza de mi pueblo.

No, no adelantemos hechos.

Aunque los nubarrones nos prevengan.

Imagen Josep Turu

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