El caballero de la mano en el pecho se muere por lucir en la muñeca uno de los relojes blandos de La persistencia de la memoria, sin saber que estos anhelan la perfecta esfericidad del Hombre de Vitruvio, al que Las señoritas de Avignon hacen muecas para que le cambie ese semblante tan adusto, actitud que escandaliza al habitante de El grito, cuyos berridos desconcentran al hombre de El beso en sus maniobras para acabar en El dormitorio de Arlés, con su moderna decoración por la cual suspira El matrimonio Arnolfini, mientras que la recatada actitud de los cónyuges recibe la mofa de la Venus del espejo, que le pide a Cupido que lo ladee ligeramente para que refleje la lánguida mirada y el rostro amado de El caballero de la mano en el pecho.1
(1) Autores: El Greco, Salvador Dalí, Leonardo da Vinci, Pablo Picasso, Edvard Munch, Gustav Klimt, Vincent van Gogh, Jan van Eyck, Diego Velázquez.