Mi soledad

Oro Ijinle (Palabra de raíz profunda)

 

Primero está
mi soledad.
La esencia,
el dato básico,
la única certeza.

Miro hacia abajo
llevado por el barco.
Este impulso de entrar
en lo que vemos.
El sol tropical sin refractar,
su brazo profundo
trabajando a fondo
el interior del océano.

Agua y luz en unión
forman un tercer color fluido,
que profundiza sin cesar,
en la cantera de color aguamarina,
la mente inmersa
en su pared de luz.

El conjuro
de la respiración,
que me acompaña,
que baila
con mi sombra.
Que aparece
y estalla.
Que calcina
y exhibe,
sin pudor,
una dureza anestesiada.

Mis dedos se escinden en el agua.
Y respiro bajo la luz pesada,
la gran cavitación de los puntales.

La amarga
poción
de la palabra.
La lengua
de fuego
sagrado
que inventa
mil centímetros de piel
en un instante.

La invocación
de un fuego,
que me saca de mí
y me vuelve otro.

Pasado el tiempo
dejo de luchar,
desacelero,
desciendo
en la disminución de luz.

Gana el país
donde el tiburón
es el águila que pesca.

No hay más que piedras
a lo largo de la carretera.

Porque primero
está mi soledad
y luego nada.


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