La carta

Zoom impertinente

 

Hola Marta, te escribo para pedirte perdón por el plantón de esta mañana. No pude mandarte un mensaje. No tengo saldo en el móvil. Hace muchos días que mi madre no me da dinero ni para el autobús.

Lo siento de verdad. La copa de la final de cincuenta metros era nuestra, de las dos, porque aunque a ti no te gusta nadar, siempre me acompañas y gritas tanto animándome que yo, entre todas las voces, bajo el agua, oigo la tuya, y es como un motor que tira de mí.

Quería escaparme antes de que vinieran y fui corriendo desde mi calle hasta el polideportivo sin parar, ahogándome con el peso de la mochila, y cuando llegué el corazón me latía muy rápido, me dolía el pecho, tenía ganas de vomitar y me volví.

No te lo he contado, me da vergüenza, pero ya han venido dos veces a echarnos de casa. Mi madre, cuando aparecen, se vuelve loca, se asoma al balcón y grita que solo muerta la sacarán de su piso. Menos mal que la gente, en la calle, hace barrera para que la policía no pueda pasar.

Me da mucha rabia que Blanca haya ganado la copa. Seguro que ganó ella, y la ganará muchas veces más porque yo no voy a volver al polideportivo. No quiero que mi padre me pague nada. Nada. Se niega a ayudarnos con la hipoteca y nos pasa menos dinero del que le dictó el juez. Mi madre dice que lo hace para dejarla sin vivienda y quitarle la custodia. ¡Yo no pienso irme a vivir con él y su mujer!

No sé si volveré al cole. Hoy se fueron los polis pero mañana vendrán otra vez, y serán muchos más y la gente no podrá impedirles el paso.

Fui a buscar a Dani. Se despertó y gritaba que tenía miedo. Ahora duerme aquí en mi cama. Mi madre ni nos miró cuando nos cruzamos con ella en el comedor. Desde que se fue el grupo que organiza las manifestaciones, está llorando y camina por el pasillo con unas zancadas que retumban por toda la casa.

¡Voy a taparme la cabeza con la almohada para no oírla!

Ha dejado de llorar.

Mi madre ha entrado en mi habitación, nos ha abrazado un rato a Dani y a mí sin decir nada y después se ha encerrado en su cuarto.

La casa está demasiado en silencio.

Quiero ir a ver a mi madre, pero no puedo dejar a Dani solito en mi cama.

Si estuvieras conmigo iríamos juntas ¡Eres tan valiente!

He llamado a mi madre desde el pasillo. No contesta. Tampoco desde el comedor.

¡No me gusta tanto silencio!