Yo que no lo soy y solo observo
me tomo la licencia de mostrarte un camino
dentro del enjambre que te asiste.
Sin creer más de lo conveniente
dejo aquí mi legado para que lo conviertas en baraja
juegues, quemes o atesores.
Sumérgete en los ojos de Rimbaud
ilumina el cielo tuyo con la vehemencia de lo trágico
Huye del camino viejo y explora nuevas aceras.
En ti hay tantas heridas como rostros
y no puedes permitir
que las cicatrices de los otros
cubran tu margen.
Busca siempre el equilibrio de las líneas de tu bosque
la honestidad de los verbos
te hará conspirar contra el relato de los hombres.
No desdeñes al amor
acoge tus lágrimas y siembra de ellas alguna página.
Reivindica siempre tu voz y la palabra
no por más alta ni más valida
sino por creencia.
Huye del que habla mal del otro
revisa bien tus esquinas
escoge bien la silla y la mesa
y si no tienes pan
inventa un milagro
pero nunca te vendas.
Desconfía del halago
recuerda que llegaste solo
y la orfandad debe ser siempre madre y compañera.
No te doblegues ante la crítica
crece, aprende y observa
lo callado del dolor
el silencio de los otros.
Cura tus miedos a base de renglones
tacha, limpia, reposa y pon a dormir tus sentires
verás cómo después del alba
todo trasmuta y te conquista
en caso contrario vuelve a la casilla de salida
y empieza de nuevo la partida.
No olvides permanecer atento a tus ojos
límpialos con agua clara
y observa la locura que se impregna en las paredes
sé colirio de su memoria
y trata de plasmar su olvido, itinerario o desdén.
Yo que no lo soy y solo observo
hoy grito
God save the Poet.