Cuenta La Cábala

Chamanita Muskaria

 

Cabala 2

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Solo el infinito

en su auto-contracción

puede crear el vacío.

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Después, llega el deseo.

deseo de dar, deseo de recibir.

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¿Qué vacío contiene lo dado?

¿El del cuerpo, tal vez, que huye

ante la sombra que se cierne?

Ese errante que nos constituye en hueso y sésamo,

en caderas de humo para gigantes o en enanos de amianto.

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¿O es la mente?

Masticada de tanto soliloquio

¿vertedero insomne de neuras en quiebra?

.

Se pasea en bicicleta

el espíritu de la emoción en fuga

y tan des-nudos, nosotros

amando el viento que traemos

tan medio-hechos

con todo ese miedo cosido

en las vértebras.

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¿Quién da sin vacío de sí?

¿El océa-no? ¿Ignacio el colgado?, ¿el desierto?

¿Soy capaz de dar más de lo que (me) niego?

.

¿Quién recibe mi vacío?

¿Tú, tal vez, la que ahora

me mira con ojos de alucinada?

¿O el que ha dormido

con mi mano posada en su sexo?

.

¿Qué recibo en mi vacío?

¿Conocimiento?, ¿más vacío de mí?

La pregunta, ese deseo sostenido…

cabalga a horcajadas sobre el ser.

.

Amar el misterio que somos

tan des-nudos, tan medio-hechos,

ciegos de tanto mirarnos

sin ver nuestro propio vacío

nuestros propios agujeros.

.

Demasiadas teorías para nuestra prosaica finitud

en la respuesta, la muerte del deseo.


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