Las francesas antiguas suelen decepcionarse y dudan de enamorarse más allá de Proust.
Crocce Novalis
Antonio de MoragasLos otrosAficionada a la hípica y a las buenas costumbres puede convertir un selfie en un Rembrand.
Don Senén
Antonio de MoragasLos otrosDon Senén, cura párroco de una pedanía indefinida de Castellón, se ha traído a Roma a su joven auxiliar.
Gervasio Fanfani
Antonio de MoragasLos otrosLos laureles de aquella noche le acompañarán hasta su presumible lejano final.
Estalino en el café Greco de Roma
Antonio de MoragasLos otrosBigote, gabardina y sombrero en manos de Estalino ofrecen un salvoconducto de romanidad que ríase usted de Nino Manfredi.
Juanito
Antonio de MoragasLos otrosJuan Pinturero Ramadán confía en que Puri le mande un whatshap en el que le diga que vuelve. Raro sería, porque Puri no se ha ido nunca.
Aventuras en la estación
Antonio de MoragasLos otrosHe vuelto a atravesar la masa de pasajeros despavoridos. Unos señores de Tona habían perdido a una abuela.
Raimunda
Antonio de MoragasLos otrosRaimunda tiene un perro “de nombre extranjero”, como el «Tatuaje» de la Piquer.
El escritor perentorio
Antonio de MoragasLos otrosRamón Solsona desmenuza cada mañana este periódico mediante un lapicero bicolor. Incluso las esquelas las puntúa en rojo o azul según un código profundo.