Canto al automóvil

Reflejos



El auto, de la cadena de autos, de la poli de autos, de la multitud infinita de autos me da asco.

Pero lo necesito, lo amo, lo quiero en mi vida, soy suyo.

Transita mi mirada, fluye por mis venas, acaricia mi piel con sus ruedas de caucho recauchutado. Sin el auto no hay vida, sin el auto ni el amor respira.

¡Quiero un auto! ¡Quiero un auto! ¡Quiero un auto!

Lo grito, lo declamo, lo rujo.

¡Soy león en auto, soy tigre rodado!

¡Qué alguien me escuche!

Que distingan mi voz de todas las voces que imploran por un auto…

Porque mi voz reclama más auto que nadie: ¡auto!, ¡auto!

¡Ah, qué insignificante soy, sin auto, ante esa multitud, entre esa multitud!

Todos queremos un auto porque todos somos hijos, nietos y bisnietos de Ford.

También nuestras ideas se ensamblan en cadena hoy con eslabones digitales, con cuerdas virtuales tan fieras y fuertes como la piel de la serpiente que culebrea por el universo, metaverso sin verso, virtual.

Yo soy el auto que quiero, la batidora, el plasma, la tostadora, el PC y la tablet, soy el Smartphone, soy tu voz grabada en el Washap, soy mi letra en sus píxeles, soy mi corazón en la nevera, el alma en mi carné Covid, la palabra que da vueltas al mundo buscando un eco que hoy llaman like.

Deja que un auto rojo, negro, azul o amarillo recorra mi cerebro, déjalo que lo haga por mis sienes, por el lóbulo de mis orejas, por la elipse partida de mis labios, por la caracola incendiada de mi boca, por el pentagrama de mis dedos de cada mano, de cada pie.

Deja que llene de ti mis ojos.

Mis ojos de carbón, de gasoil.

Mis ojos que no quieren ser ojos porque prefieren ser piedra o engranaje, ser agua o rueda, ser espejo o capó, ser luz de carretera.

Mis ojos que no quieren pensar nunca más nada.

Deja que acaricie tu piel con mi volante, que te bese en el parabrisas, que te penetre a cien por hora.

¡Déjame, oh, déjame recorrerte entera!

Prometo no pensar en otra.

Sueño tu carrocería, aspiro el aroma de tu equipaje, me estremezco cuando ronroneas.

¡Un auto!

¡Oh, un auto más!

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(Fotografía del autor)