Manufacturado y hecho un pincel estaba Andrés del Florido Pensil, aspirante al condado del Divino Impaciente, esta mañana en una terraza local. Gafas de pasta color caramelo y camisa floreada con bocamangas reversible, como vio en un Hola que ojeó en el dentista. Andrés no ve ni mira; vislumbra, que es una forma más moderna de ver o mirar. En un momento dado vislumbró a su permanente esposa, monumento chic, envidia del Turó Park. Su nombre, como no debería extrañar, es Cloe. Cloe Pardal y Rusiñol. Aunque los años no pasan en balde, Cloe Pardal rodea sus antaño adorables muñecas con unas fantasías de cristal. Y luego ya toda la tarde por delante, qué le vamos a hacer…
Ilustración: Fotografía subrepticia del autor