Agosto

Oscuro, casi negro


Ayer no existió. Los niños de arriba no patearon el suelo. El mecánico del bajo trabajaba en silencio. Los perros de doña Úrsula no ladraron. El sol no salió, era como esos meses sin sol en los polos. Una luminosidad enfermiza me acompañó al baño. El espejo no reflejaba mi imagen, solo era vaho, una espesa niebla. La misma que veía al abrir la terraza. Un barrio sin día. Un paréntesis del que nadie me habló. El móvil, el ordenador y la televisión repetían lo mismo que el treinta y uno de julio. Agosto desapareció. Miré el calendario de la pared. Pasé la hoja del mes de julio. Agosto no existía. Entonces lo entendí todo y me fui a la cama. La puerta se atrancó y tuve que dormir en el pasillo. Soñé con cuadros de El Bosco. El zumo de pomelo me lo sirvió un obispo con cola. La luna era roja. Ya era septiembre y todo sabía a tormentas de arena.


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