En los inconcretos
parajes amorales
de la luciérnaga fundida
se ha descubierto
un abrupto
y recién nacido viejo
que, por lo visto,
desea comer guisantes
azul bermellón
en las aulas infinitesimales
de las triquiñuelas
retuercecuellos.
Así pues, os invoco,
¡oh, pútridos desnacidos!
para que no os dejéis llevar
por vuestra propia desconfianza
y por el odio
del negro espíritu
deificado.