Dijeron ser amos de la tierra toda.
Construyeron muros sobre los brotes de las plantas.
Arrasaron bosques para decir que eran sus casas.
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Mataron a otros hombres
porque se veían más hombres que ellos
en la tierra toda.
Humillaron a otros hombres
porque se creían con más derechos que ellos
a estar en la tierra toda.
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No sabían esos hombres
que la tierra no es una propiedad.
No sabían esos hombres
que eran ellos los que formaban parte de la tierra toda.
–
Tan crueles y zafios se tornaron los hombres todos,
serviles por pertenecer a un invento de los propios hombres,
que la tierra cansada rugió.
Exhausta de tanto hombre-muerte, la tierra se quebró.
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Conmovida por la miseria de los hombres todos,
la tierra agitó furiosa sus aguas y arrasó con cada casa,
cada muro
y cada hombre que los construyó.
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Y así llegó el silencio.
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Y así reinó la paz al fin
en la tierra toda.
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La tierra respiró.
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