
–
Dime, querida belleza del atardecer,
¿cuántas cintas atan los sueños de tu secreto deseo?
–
Dime si las sombras gigantes de la montaña
se ciernen en la noche de sombra suave,
veloces como briznas de hierba que llegan a florecer.
–
Entonces,
dime si los vientos nocturnos se inclinan hacia mí,
al ondular junto a la orilla que atrapa tu alma.
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Fotografía de Elena Garnelo.