Como italiana amante en España, admito que los errores que cometo al expresarme en español llegan a hacerme gracia, si llego a advertirlos, naturalmente. Esto, en buena medida, se debe a las expresiones hechas, como «encontrarse o levantarse católico», una de las expresiones que más me gusta, tal vez por la cultura afín entre las naciones italiana y española.
Y como es costumbre, una espera levantarse así el 25 de diciembre, por muchos excesos cometidos tras la Misa del Gallo. Sin embargo, pocos años después de arrancar el presente milenio, un buen día de Navidad me desperté muy poco católica, sin conocer por aquel entonces las connotaciones de la alegre expresión. Ya que, realmente, me había levantado fresca como una rosa y sana como una manzana, pero profundamente ardiente y apasionada tras una noche buena y lujuriosa con Paquito (ustedes disculparán que oculte il vero nome dell’uomo); es decir, me encontraba más que viva. Por eso, al recibir la llamada de Paquito poco antes de comer y en un intento de alardear de mi incipiente conocimiento de la lengua de Cervantes diciéndole que no me había levantado muy católica, el pobre se alarmó y encargó unos tristes consomés que a las pocas horas subieron a la habitación en lugar de la suculenta langosta Thermidor. Desde luego, no nos sentaron mal, pero entenderán mis inteligentes lectoras que un consomé de pollo no mantiene la llama igual que una langosta. Y Paquito enseguida alegó no sé qué líos de sobrinos, primos, regalos… De manera que pasé aquella tarde di Natale buscando un avión de retorno en Italia…
¿Lo ven?: «De retorno en Italia». «De retorno a Italia» sería lo correcto; no en, sino a, ¿verdad? Son pequeños matices que con un buen implante traductor quedan prácticamente solucionados. Existe una amplia oferta de implantes traductores en el mercado, pero el que ha demostrado su eficacia entre nuestras admiradas lenguas romances es Flautín Traduttore, de tamaño mínimo, mediante sencilla intervención quirúrgica y con garantía y asistencia técnica de por vida. Desde hace cuatro años, tras el pabellón auditivo llevo una mínima CPU de Flautín Traduttore que il dottore Servando da Lontano implantó aprovechando un leve retoque estético (mío, ha de decirse). Imaginen cómo ha mejorado mi español: ¡exponencialmente! Pero con la gracia que me causan los pequeños deslices, como les comenté al principio. Por eso, si aún no se han dado cuenta, observen la primera oración de este texto, y su preposición, porque es una delicia ser amante de España y en España. Y si ustedes sienten lo mismo per l’Italia, no dejen de pedir il Flautín Traduttore en su carta a Papá Noel o a la Bruja Befana.
Buon Natale a tutti i truchimanes e le truchimanas!