Ráfagas

La termita y la palabra


Recuerdo el haikú de Basho: «Se quiebra la rama / no hay nadie / ¿existe el ruido?» y me pregunto si hay literatura en ausencia de lector.

Ángel González cerraba los ojos y el mundo desaparecía; los abría y toda la nada volvía a aparecer.

Existe la escritura porque existen los seres que le dan cuerpo, al leerla.

El verbo «Escribir» es el destello Paleolítico del verbo «Leer»: la rama quebrada en el espíritu humano, el eco retroactivo del hoy en el ayer.

Los lectores vulneran las alambradas holocaústicas del Tiempo, responden a Basho e incendian sus haikús.

Homero fue humano porque lo leemos.

Releer, es vivir. La vida no puede releerse, tampoco la muerte, pero sí pueden «escribirse». Por eso no existen. O sí.

Qué sé yo.

Se escribe para amarrar la vida y posponer, la muerte. Se lee para abrir los ojos que Ángel González cerró. «Cierro los ojos y desaparece el mundo».

Incomprensión.


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