La fotografía de la portada del libro: una criatura con falda, faralaes y cintas, y a su lado un perrito faldero, dulce. Su madre lo vistió de niña hasta los seis años. Sobre la imagen, el título: Perro. Vida de Rainer Maria Rilke. Sobre el título, su autor: Albert Roig.
Albert Roig (Tortosa, 1959) es escritor y un gran lector de poesía europea e hispanoamericana del siglo XX; su poesía parte de la realidad esculpida de expresión neobarroca que lo convierte en uno de los escritores más originales e inusuales de la lírica contemporánea. Las fuentes de su obra son la lejana poesía barroca del siglo XVII (Góngora, Francesc Vicent Garcia…) y especialmente el neobarroquismo del siglo XX de J.V. Foix y de Lezama Lima. «Todo lo difícil es estimulante», decía el escritor cubano en el ensayo La expresión americana, y Albert Roig sigue ese ideario con soltura en sus versos.
Roig es un investigador del lenguaje, lo comprobé cuando elaboramos en los noventa la antología L’escriptor de poesia. Poètica i antologia del vint y luego otra más amplia, Dels trobadors a la poesia actual. Roig ha escrito versiones del irlandés W. B. Yeats, del brasileño Manoel de Barros y de la turca Bejan Matur. Ha colaborado con los músicos Carles Santos, Krishoo Monthieux y Marc Egea. Después de recibir premios de poesía, también de narrativa, en 2011 publicó La tempesta, un poemario homenaje a Rilke y a Shakespeare considerado por él mismo su último libro de versos; en 2013 se publicó en francés: La tempête. Roig se ha alejado siempre de los egocentrismos de la cultura de la tribu y ha sido muy crítico con los poetas de la experiencia de las letras catalanas en los ensayos: L’estiu de les paparres y El gos del poeta, dos críticas demoledoras contra “la poesía oficialista” y «la sociedad secreta de los poetas». También ha escrito teatro, ha explorado aspectos teatrales de la poesía con performances y ha escrito una versión dramatizada de La muerte y la primavera, de Mercè Rodoreda. Es profesor de dicción y de retórica clásica en el Institut del Teatre.
Albert Roig ha dedicado siete años para hilvanar las casi 400 páginas de Perro, la biografía sobre un poeta del cuerpo como Rainer Maria Rilke. El autor ofrece su personal punto de vista para penetrar en el cosmos vital y literario del gran escritor de Praga, descubre aspectos desarraigados en otras biografías, y se sumerge en las profundidades de un mundo complejo e enigmático como el de Rilke, el influyente autor de finales del siglo XIX y principios del XX.
Al publicar Perro en 2016 un crítico literario dijo que era una biografía que adolecía de espina dorsal; sin duda, Perro genera perturbaciones en la crítica literaria porque desestabiliza la categoría de los géneros literarios, y ese es el gran acierto de este libro sobre Rilke: no hay espina dorsal porque no es una biografía tradicional, no sigue una vida cronológica como las de siempre, escrita por un biógrafo científico o un profesor universitario. Perro es una amalgama de géneros diversos como la investigación, el ensayo, la interpretación fotográfica, la prosa creativa, el diálogo teatral y la poesía, combinaciones que pocos autores son capaces de conjuntar, con un resultado excelente que atrae al lector por su originalidad. Perro es la dignificación de un subgénero como la biografía que se puede leer incluso como una novela intrépida, como literatura de altura de un investigador y artista de la palabra que sorprende contándonos las virtudes y las miserias de una figura fascinante.
¿Por qué ese título tan perverso? El título es ambivalente, juega con la realidad y la metáfora; refleja por un lado la vida de niño con su perro, dócil e inocente —“Él solo podía entenderse con las mujeres. Y con los perros”. — y, por otro lado, nos remite a la metáfora de la vida de Rilke, de sumisión y de fidelidad a sus protectores. Rilke vivió como un trotamundos estrafalario, fue un poeta que escribió versos maravillosos y a la vez un villano que vivía y dependía de las damas ricas, de las princesas y emperatrices a quienes escribía cartas y adulaciones extraordinarias para que lo mantuvieran económicamente; fue un fingidor y un seductor, un gran actor.
Roig analiza con detalle el epistolario de Rilke con damas y amistades (doncellas, banqueros, escultores, pintoras, modelos, artistas … ), va más allá de los datos y se aventura a comentar fotografías del poeta y su entorno —el libro contiene 35 fotos que enriquecen el texto—, recorre los viajes de Rilke por Francia, Berlín, Venecia, Rusia, Egipto, Toledo —para ver los cuadros de El Greco—, Ronda, Sevilla…, se adentra en sus lecturas, entornos naturales, urbanos y artísticos para presentar a un Rilke humano y desnudo como un perro: «Seguía por las calles —escribe Roig— a las mujeres bonitas, con un ramo de rosas blancas en las manos, tierno y tembloroso, como una hoja joven, y ellas reían, sabían que aquel hombre era el poeta Rainer Maria Rilke y que era dulce e indefenso, como un perrito sin collar, y se hacían amigas suyas, amigas blancas».
En Perro, Roig desnuda a Rilke sin contemplaciones: además de un gran poeta, Rilke también fue un impostor, un caníbal espiritual, un solitario que llegaba, enamoraba y huía, que vivía saltando de un lugar a otro, un canalla que abandonó a su mujer e hija pequeña para cuidarse de su cuerpo, viajes, amistades interesadas, amores y de su ego huidizo.
Lo más atractivo de Rilke es la obsesión por la poesía; al decidir que no quiere ser novelista ni dramaturgo, se dedicará de lleno a la poesía y al anhelo de perfección poética convirtiéndose en un referente para las generaciones posteriores: “Mis mejores días parisinos fueron los de las Nuevas poesías. Entonces no esperaba nada ni a nadie y, así, la vida toda entera fluía a raudales”, dice en una de las cartas.
Albert Roig ha escrito una biografía intrépida con un título a primera vista atrevido pero que cobra sentido no solo en el capítulo octavo titulado Perro, sino también en el transcurrir de la mayor parte de la obra.