Canto el luto de la nodriza yerma,
la mordaza agria de los mudos,
el filo de la nota del suicida.
Dirás que exagero,
que es la cerrazón la que me aprieta
la carne contra el hueso,
este mío no salir, no querer nada…
Hervirá el cianuro al calor de tu sentencia.
Canto una música de truenos sin cielo que retumbe.
Un latir desaforado de la sangre, de la idea, de la voz
y no alcanza a avivar la savia estanca,
la frente cóncava, el alma estepa.
Canto el verso del loco que se creyó poeta
y se murió
de lo que mueren solos
y mudos
y yermos,
los locos.
Del libro de poemas Papel de lija. Ed. Tremendes, 2022