Se queja por los goznes la puerta de mi casa,
echa de menos, la puerta, que la crucen otros pasos.
Se ha cansado de abrirle la casa a la esperanza,
de engañarse bien y a salvo al sentir el pasador.
Anoche me ha dicho que no llorará más,
que ella se quiere ya quedar cerrada.
Ahora está por dentro su felpudo floreado
y rezo por ella al dios de las cosas que dejan pasar.
Cuídamela en el cielo.
Fue una gran puerta.
Fotografía: Collage de la colección Retratos fragmentados de Susana Blasco