Jirones de tiempo
se desprenden de los zapatos.
Este camino no lleva a ninguna parte
y no hay carteles que lo indiquen.
.
Peregrinan los años; estela de agujeros
y palabras impronunciables
escritas para no olvidar mi nombre.
.
Siempre hubo luces;
hoy no las veo.
.
Tropiezo con sueños ahuesados que salen de sus fosas,
criaturas desprovistas de futuro;
gotea el imposible su certeza.
.
Llegan noticias de las últimas piedras del camino;
se aburren de mirar atrás,
e inventan: aguaseca y sauces risueños.
.
Cuando llegue allí,
las lanzaré al centro de la senda
para aliviar su hastío.
Foto: José Ignacio Lobo Antuna